Hace 34 años se produjo en Lambayeque el hallazgo de la Tumba del Señor de Sipán, lo que significó un hito trascendental para la arqueología mundial, solo comparado con el hallazgo de la tumba del faraón egipcio Tutankamón a inicios del siglo XX.
En febrero de 1987, el arqueólogo cajamarquino Walter Alva fue alertado por la policía del saqueo de una tumba de la civilización moche en la localidad de Sipán, cercana a la ciudad de Chiclayo. Dicho sitio arqueológico era conocido tradicionalmente como Huaca Rajada.
Alva y su equipo integrado, entre otros, por los arqueólogos Luis Chero Zurita y Susana Meneses, emprendieron en Huaca Rajada labores arqueológicas de rescate y notaron que, lo que quedaba de la tumba saqueada, evidenciaba una riqueza inusual en los entierros moche hasta entonces conocidos.
Lo que empezó como una campaña de arqueología de rescate se convirtió en un proyecto arqueológico permanente, al quedar claro que el sitio podría contener otras tumbas de estatus similar. En efecto, en ese y los años siguientes, se encontraron las tumbas intactas de dos reyes moche conocidos popularmente como «El Señor de Sipán» y «El viejo Señor de Sipán», enterrados con sendos acompañantes.
A lo largo de más de 20 años de trabajo se han excavado arqueológicamente 16 tumbas de la nobleza moche. Entre los últimos hallazgos está la Tumba número 14, que pertenece a un sacerdote-guerrero, ataviado como el cuarto personaje de la escena de la presentación pintada en cerámica donde figuran las principales deidades moches. La Tumba número 15 (2008) y la Tumba número 16 (2009-2010) corresponden a nobles que vivieron en la etapa más temprana de Sipán.
Estos hallazgos -consideradas las tumbas más fastuosas halladas en el continente americano en tiempos modernos, por la calidad de las joyas y ornamentos que conforman el ajuar funerario- arrojaron nuevas luces sobre la organización de la sociedad moche y el rol de sus dirigentes, y captaron el interés del público internacional.
Alva ha sido, a su vez, un tenaz enemigo del tráfico de arte precolombino y promotor de la construcción de un museo para los hallazgos de Sipán, cruzada que culminó en 2002 con la inauguración del moderno Museo Tumbas Reales de Sipán, del que es actualmente su director.
Museo Tumbas Reales de Sipán
Alva ha sido, a su vez, un tenaz enemigo del tráfico de arte precolombino y promotor de la construcción de un museo para los hallazgos de Sipán, cruzada que culminó en 2002 con la inauguración del moderno Museo Tumbas Reales de Sipán, del que es actualmente su director.
suroccidental está delimitada por una franja de colinas bajas que forma la divisoria de aguas con el río Huallaga.
El Museo Tumbas Reales de Sipán, ubicado a 30 kilómetros de la ciudad de Chiclayo, está dedicado a la investigación, protección y difusión de los más importantes descubrimientos arqueológicos realizados en Sipán.
El museo exhibe las joyas reales, atuendos y emblemas que conforman los ajuares funerarios de los principales personajes de la élite mochica. Entre ellos destaca el Señor de Sipán, el soberano más importante enterrado en el mausoleo descubierto por Walter Alva, Luis Chero y Susana Meneses en 1987.
Entre los principales emblemas de mando descubiertas destaca el cetro del Señor de Sipán, coronado por una pirámide trunca invertida forjada en puro oro y que tiene inscritas unas imágenes que simbolizan el poder militar del personaje como máxima autoridad de su tiempo.
“El descubrimiento de la tumba y su correlación con las imágenes que aparecen en la iconografía mochica y las ornamentas que hemos recuperado y que se exhiben en el museo, ha permitido que la tumba se convierta en una clave para comprender el mundo mochica”, resaltó su director Walter Alva.