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Pabellón Perú elegido el mejor de la Expo 2020 Dubái

El pabellón Perú instalado en la Expo 2020 Dubái y que viene registrando más de un millón cuatrocientos mil visitantes desde su inauguración el 1 de octubre de 2021, fue elegido como el mejor, dentro de los 192 países presentes, al ganar el premio World Expo Awards en la categoría People´s Choice Awards, así lo dio a conocer PromPerú. La revista especializada Exhibitor, que otorgó el premio a nuestro país, realizó una convocatoria virtual para que el público de todo el mundo votara por la mejor experiencia recibida por el visitante dentro de un pabellón, la misma que culminó el día de ayer, 15 de marzo

En el artículo titulado “Doce de las caminatas más épicas de América del Sur de las que nunca has oído hablar”, e

El ministro de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez, afirmó que se trata de un reconocimiento muy importante al trabajo desarrollado por el sector a lo largo de estos seis meses, especialmente porque se trata de la apreciación del público internacional que ha demostrado su predilección por nuestro hermoso pabellón Perú.

“Este valioso premio nos llena de orgullo y nos anima a seguir mostrando lo mejor de nuestro país en la Expo 2020 Dubái, de manera que el mundo pueda seguir descubriendo los tesoros culturales del Perú, su rica identidad multicultural y su fantástica biodiversidad”, señaló el titular del MINCETUR.

Es importante recordar que nuestro pabellón se presentó con el concepto “Perú Atemporal”, ofreciendo una experiencia sensorial y una síntesis de nuestro legado histórico, multicultural y megadiverso.

“El pabellón peruano estratégicamente ubicado en la zona “Movilidad” de la Expo, en un espacio de gran flujo que ha permitido superar ampliamente la meta trazada en relación al número de visitantes. Al final del evento se espera alcanzar el millón y medio de visitas”, informó la presidenta ejecutiva de PROMPERÚ, Amora Carbajal

Las agencias de viaje ofrecen programas que comienzan habitualmente en un viaje en bus (3 horas) desde la ciudad del Cusco hacia el pueblo de Cachora en el departamento de Abancay. A partir de allí empieza el primer día de caminata, de 4 ó 5 horas, hasta la denominada Playa Rosalina donde se acampa y cena.

El segundo día se parte muy temprano rumbo al caserío de Marampata (4 ó 5 horas) donde se almuerza. Después se prosigue con una corta ruta (1 hora y 30 minutos) para llegar por la tarde al recinto arqueológico de Choquequirao.

Este sitio arqueológico inca, considerado “hermano menor” de Machuhpicchu por su diseño y características constructivas y cuyo nombre en quechua significa “Cuna de oro”, se ubica a 3,050 metros sobre el nivel del mar en la cordillera de Vilcanota.

Esta ciudadela, a la que se puede acceder por dos rutas desde las regiones de Cusco y Apurímac, se extiende a lo largo de tres cerros y hasta el momento se han identificado 12 sectores. Las investigaciones arqueológicas estiman que aún falta descubrir más edificaciones, dado que solo se ha excavado el 30% de toda su área.

En la urbe destaca el centro ceremonial, que es una gran plataforma a la que se accede atravesando una puerta de doble marco. Asimismo, existen dos plazas principales, templos, fuentes de agua, canales, talleres, almacenes, residencias de élite y otros predios que parecen haber tenido un uso administrativo. 

Otra de las estructuras impresionantes de Choquequirao es una enorme escalera que al amanecer del solsticio de verano es iluminada completamente por los rayos del sol.

Si bien todas las edificaciones son de piedra, algunas de ellas estuvieron cubiertas de arcilla tanto al interior como por fuera, por lo que exhiben un color anaranjado claro. 

“Es tan impresionante como Machuhpicchu, pero solo es accesible a pie, lo que elimina la probabilidad de encontrarse con otros viajeros”, comenta Travel + Leisure.

El tercer día de la excursión comienza con una exigente subida al sector de Río Blanco (3 horas aproximadamente) donde se realiza una pausa para almorzar. Luego se prosigue la caminata hasta el sector de Maizal, donde se acampa y cena.

El cuarto día se asciende por espacio de 3 horas al abra de Yanama, conocido también como el abra Victoria. Después se desciende hasta las minas Victoria, lugar donde se extraía plata y el cual está actualmente abandonado. Luego del almuerzo se desciende hasta el campamento de Yanama donde se pasa la noche.

El quinto día se desciende por unas vertientes donde se aprecia la abundante flora y fauna característica del lugar hasta llegar a la zona denominada Totora, donde se hace una pausa para almorzar. A continuación, se avanza hasta el campamento de Collpa, sitio donde existen productos ofrecidos por la población.

El sexto día continúa el descenso por la vertiente oriental de los Andes hasta llegar al campamento La Playa, llamado así por la hermosa catarata que refresca a los visitantes. Luego se realiza un recorrido por cafetales y platanales.

La séptima jornada de la travesía comienza muy temprano con una caminata de alrededor de cinco horas hasta llegar a la estación ferroviaria Hidroeléctrica, muy cerca del distrito de Machuhpicchu pueblo. Luego de un almuerzo se recorre por dos horas paralelamente al río Vilcanota hasta arribar y pernoctar en el distrito de Machuhpicchu pueblo, ubicado al pie de la montaña en cuya cima se encuentra la ciudadela inca, Patrimonio de la Humanidad y una de las siete nuevas maravillas del mundo.

El octavo y último día está destinado a conocer el sitio arqueológico de Machuhpicchu. Luego del recorrido por la edificación inca, el visitante inicia el retorno a la ciudad del Cusco en tren hasta la estación de Ollantaytambo y luego en bus.

Caminata desde Ausangate hasta Vinicunca

La duración de esta travesía de aproximadamente 15 kilómetros dura cuatro días y presenta un nivel de dificultad entre moderado a desafiante para el caminante turístico, por lo que se aconseja también tener un buen estado físico y realizar la debida aclimatación. 

Ubicada al sudeste de la ciudad del Cusco, en el distrito de Ocongate de la provincia de Quispicanchis y con una altitud de 6,380 metros sobre el nivel del mar, la montaña Ausangate, considerada un apu o divinidad tutelar y sagrada desde tiempos ancestrales, es el comienzo de lo que muchos viajeros extranjeros y nacionales consideran la excursión más impactante en los Andes peruanos.

“Durante el recorrido, el fabuloso paisaje muestra picos nevados, abras y miradores naturales, pozas de aguas termales que son el respiro perfecto tanto para el mal de altura como para los músculos cansados. Pero el verdadero premio de este viaje está al final de la caminata, cuando se llega a la montaña de los siete colores o montaña arcoíris, también conocida como Vinicunca por los lugareños. Sus colinas pintadas con varias tonalidades cromáticas dejan sin aliento a los visitantes y esta experiencia es lo más destacado de esta caminata reverencial en Perú”, destaca la publicación Travel + Leisure.

El primer día de la caminata se parte muy temprano desde la ciudad de Cusco en un vehículo para llegar a la villa Tinki, en el distrito de Ocongate, donde comienza el recorrido hacia la montaña a Ausangate. Durante el trayecto se conocen varias aldeas de comunidades campesinas dedicadas al pastoreo de llamas y alpacas. Luego se llega al pequeño asentamiento de Upis, sitio conocido por sus fuentes de baños termales donde el viajero puede bañarse para recargar energías y en Upis se pernocta. En este bello paraje andino se puede disfrutar del pintoresco fondo de la montaña Ausangate cuando se produce la puesta del sol. Y por la noche se puede apreciar el magnífico cielo oscuro decorado con miles de estrellas.

El segundo día comienza el ascenso al abra Arapa, ubicado a 4,950 metros de altitud, desde donde se puede contemplar la magnífica cordillera Vilcanota, cuyo punto más alto es el nevado Ausangate. La caminata continúa hacia el lago Pucacocha, un bello lago de aguas color turquesa rodeado de glaciares. En el trayecto se apreciará a numerosas llamas y alpacas guiadas por pastores. Al llegar a las faldas del imponente Ausangate se pernocta y se vive una extraordinaria experiencia de aventura al aire libre, rodeado de montañas nevadas y un precioso cielo que de noche es un concierto de estrellas y al amanecer se tiñe de celeste adornado con nubes que parecen copos de algodón.

El tercer día demanda mayor esfuerzo físico dado que contempla el ascenso al abra Pucacocha, el punto más alto del trayecto a 5,100 metros de altura. Este paso tiene vistas increíbles y recompensa con una vista de 360 grados a uno de los paisajes más increíbles del planeta. Después de superar el difícil ascenso a Pucacocha comienza el descenso hacia el valle verde poblado de alpacas y llamas, donde se almuerza para reparar energías. A continuación, se realiza una caminata al campamento en la comunidad de Ananta, donde, si hay suerte, se puede apreciar el vuelo del majestuoso un cóndor andino.

El cuarto y último día se parte muy temprano hacia el destino de la montaña arcoíris o Vinicunca, ubicada en el distrito de Pitumarca y su cumbre alcanza los 5,200 metros sobre el nivel del mar. La variada gama de colores que cubre la superficie del Vinicunca se debe, según la Sociedad Geológica del Perú, a una compleja historia geológica de sedimentos marinos, lacustres y fluviales. Estos sedimentos, transportados por el agua que antes cubría la zona, datan de los periodos terciario y cuaternario, es decir, de hace 65 a dos millones de años.

El movimiento de las placas tectónicas del área elevó estos sedimentos hasta que se convirtieron en montañas. Con el paso del tiempo, los sedimentos fueron formando capas que en la actualidad se ven como franjas y los colores llamativos se deben a la oxidación de los minerales, ejercida por la humedad de la zona, y a la erosión.

Los colores que se aprecian en estos cerros y su relación con los minerales son los siguientes: fucsia y rosado (mezcla de arcilla roja, fango y arena); morado o lavanda ( una mezcla de arcilla y carbonato de calcio y silicatos); rojo (argilitas y arcillas); verde (mezcla de hierro, magnesio y óxido de cobre), mostaza o dorado (limonitas, areniscas calcáreas ricas en minerales sulfurados o combinados con azufre); blanco y crema (arenisca o arena de cuarzo y piedra caliza). 

Luego de contemplar la maravillosa montaña de siete colores se desciende hacia un sobrecogedor espectáculo geológico, el famoso valle rojo, conformado por un conjunto de pequeñas colinas tapizadas con arcilla de colores rojo y ocre, que brindan la sensación de encontrarse en el planeta Marte. Luego se avanza hacia la comunidad de Qesuno, desde donde empieza el retorno a la ciudad de Cusco.

Recomendaciones e implementos para ambas caminatas

Quienes estén interesados en realizar alguna de las dos o ambas excursiones deben contactar primero a una agencia de turismo autorizada. Para ello pueden revisar información en la Dirección Regional de Turismo de Cusco y en portales de viajes de reconocido prestigio. 

Antes de emprender la travesía hay que aclimatarse al menos dos días antes en la ciudad del Cusco. El equipamiento básico debe considerar carpa, bastón, vestimenta adecuada como zapatillas, pantalón y casaca impermeable, así como ropa de abrigo para las noches (guantes, gorras, chalinas y medias de lana), ponchos para lluvias.

Asimismo, se debe contar con cargador solar para las linternas, cámaras fotográficas y de video y baterías. También se debe portar algunos alimentos envasados y, sobre todo, agua embotellada y/o pastillas para purificar el agua corriente, dado que es muy importante estar hidratado para sobrellevar la exigencia de la excursión a pie.

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