La función y el significado que esconden las líneas de Nasca es un misterio que lleva intrigando a científicos desde hace décadas. Ahora, un grupo de investigadores japoneses consideran que podría haber sido una forma de marcar caminos y senderos.
Las misteriosas líneas son un conjunto de cientos de figuras geométricas de animales, personas, o plantas situadas en un inmenso desierto en la región de Ica, al sur de Lima, realizados por la cultura Nasca (siglo I-VII) y cuya función y significado siguen sin estar claros.
Masato Sakai, investigador de la Universidad de Yamagata (oeste de Japón), lidera un grupo dedicado al estudio de estas enigmáticas líneas que ha descubierto, con la ayuda de arqueólogos locales, imágenes aéreas y drones, más de 350 figuras desde 2004.
Último hallazgo
El último hallazgo realizado por este grupo de investigadores se dio a conocer en diciembre del año pasado. Los científicos japoneses descubrieron 168 nuevos geoglifos de gran tamaño dibujados en laderas o cerros.
«En total hemos encontrado 168 figuras: unas 50 humanas, así como aves, felinos, serpientes y también muchas figuras lineales y trapezoides», afirmó Sakai.
Desde el inicio del proyecto de investigación en 2004 —y desde 2010 sobre terreno—, los científicos nipones ya han encontrado 358 figuras (incluidas las del nuevo descubrimiento), con las que buscan proteger estos yacimientos, pero también entender el objetivo con el que fueron creadas.
Las figuras más representativas son conocidas como la araña, el mono y el colibrí, además del cóndor, el pelícano, la gaviota, el caracol, la ballena, la serpiente y la llama, entre otras.
Figuras de tipo lineal y tipo relieve
Sakai explica que existen dos tipos de figuras, las de tipo lineal (como el conocido colibrí) y que se hicieron retirando las piedras negras superiores para revelar tierra blanca debajo; y de tipo relieve, que combinan varias dimensiones para hacer una figura.
«Las de tipo lineal existen al inicio y al final de caminos rectos y se pueden usar para viajar de un valle a otro que se encuentre a unos 20 kilómetros, mientras que las de tipo relieve están al costado de senderos que no son rectos y suelen estar dibujadas en pendiente«, afirma.
Tradicionalmente algunas de las hipótesis conjeturaban que las líneas de Nasca eran un gran calendario astronómico, otros expertos creían que eran figuras religiosas y algunos ufólogos que fueron pistas de aterrizaje de naves extraterrestres.
Una civilización sin letras
Para este investigador japonés, su foco de interés siempre se ha centrado en las letras y abecedarios, por lo que quería saber cuál era la forma en la que esta civilización podía comunicarse sin contar con estos sistemas.
«Yo tengo interés en las letras. Todo el mundo usa abecedarios, pero en la civilización andina no tenían esa manera de comunicarse, por lo que quería saber cómo ellos lo hacían. Mi interés era una civilización sin letras», subraya.
A pesar de su antigüedad, estas célebres figuras no fueron descubiertas hasta 1930 porque la planicie de la superficie del desierto sólo permitía que los diseños se vieran en su totalidad desde el aire o desde algunas colinas circundantes.
Las figuras más representativas son conocidas como la araña, el mono y el colibrí, además del cóndor, el pelícano, la gaviota, el caracol, la ballena, la serpiente y la llama, además de otras que representan plantas o figuras humanas.
Nueva frontera con la inteligencia artificial
Cuando estos investigadores nipones comenzaron el proyecto contaban principalmente con fotos satelitales o aéreas, sin embargo, en años recientes han logrado incorporar también drones, lo cual ha ayudado a encontrar centenares de figuras.
Desde 2019, firmaron también un acuerdo con el gigante tecnológico IBM, cuya inteligencia artificial (IA) podría ayudar a revelar la ubicación de más figuras y esto a su vez descubrir otras hipótesis sobre su verdadero significado.
«Al conocer la ubicación de estas figuras podemos entender cuál era la experiencia de estas personas al transitar estas zonas. Siempre se trata de una hipótesis, pero esperamos que con la IA podamos comprobar si es correcta o presentar una mejor que coincida con los nuevos datos», afirma el experto.
Encontrar todas las figuras, que según el experto podrían superar el millar, es clave para poder conservarlas tanto del clima como de las actividades económicas en la zona, como la minería o la agricultura.
«Para la gente de Nasca, los geoglifos son un orgullo porque la ciudad no es tan grande, pero viene mucha gente a ver las figuras. Cuando encontramos nuevas, compartimos la información con la gente local porque sabemos que ellos van a respetarlas y defenderlas, ya que es el trabajo de sus ancestros», concluye el investigador.