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Destino

La ciudad de Sudamérica que nadie quería visitar y hoy es un imán para turistas

LA PRESENTE NOTA FUE PUBLICADA RECIENTEMENTE EN CLARIN, UNO DE LOS PERIODICOS MAS IMPORTANTES DE ARGENTINA. La compartimos…

Hay una ciudad latinoamericana que hasta hace no muchos años espantaba a los turistas, y hoy los atrae por millones.

De hecho, solían llamarla “la horrible”, desde que en 1964 el escritor Sebastián Salazar Bondy le puso ese mote en su ensayo “Lima la horrible”, en el que criticaba la desigualdad en su sociedad desde la época colonial, y el calificativo le quedó pegado: para muchos -incluso sus propios habitantes-, Lima era una ciudad “horrible”, que sólo se destacaba por su tráfico endemoniado, la contaminación, la suciedad, la insegridad y el caos.

Los viajeros que llegaban a la capital de Perú prácticamente pasaban de largo -así se lo recomendaban, incluso- rumbo a CuscoMachhupicchuNazca o la Amazonía, los principales imanes turísticos del país.CATA fuera de GRAN HERMANO | Cuenta con quiénes se junta: ‘NOS CELAMOS MUCHO, se armó una FAMILIA’

Pero en poco tiempo todo cambió, especialmente desde comienzos de este siglo, y ya para 2019 el panorama se había modificado radicalmente: ese año, la capital peruana recibió a más de 4,5 millones de turistas, y si no hubiera sido por la pandemia, la cifra habría seguido creciendo.

Entre los visitantes internacionales, los principales países emisores fueron Estados Unidos y Chile, con 12% cada uno, y en tercer lugar, Argentina, con 7%. Luego se ubicaron Colombia, Brasil y México, con 6% cada uno, según datos del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, MINCETUR.

En 2022, primer año pospandemia, la cifra se recuperó hasta más de 2 millones de visitantes, y habría crecido más de no haber sido por las protestas y los problemas sociales que atravesó el país, que impidieron que los números subieran más.

Pese a ello, la ciudad fue reconocida este año en los premios World Travel Awards -que distinguen a los destinos turísticos más populares- como “la mejor ciudad para visitar” entre las que fueron declaradas patrimonio cultural mundial por la Unesco.

Y Lima dejó de ser una ciudad de paso hacia los puntos turísticos: la estadía promedio de los turistas internacionales en 2019 fue de cinco noches, según el Perfil del Turista Extranjero (PTE), elaborado por MINCETUR.

¿Cómo fue que aquella “horrible” Lima pasó a ser una ciudad codiciada por los visitantes, con una oferta cada vez más amplia de alojamientos, establecimientos gastronómicos, paseos y actividades?

La clave: gastronomía de primer nivel mundial

Una de las claves centrales de este cambio de Lima se puede encontrar en su gastronomía, que inicialmente de la mano un grupo de chefs que comenzaron a recuperar productos y recetas tradicionales con los variados sabores del país -del mar, de la selva y de la montaña-, fue convirtiendo a la capital peruana en un gran destino gastronómico.

La movida fue tan exitosa que Perú fue declarado «mejor destino gastronómico y cultural del mundo» en 2018, y Lima pasó a ser reconocida como «capital gastronómica de America Latina». Hoy recibe a miles de turistas que llegan a hacer tours gastronómicos de uno o varios días, en un destino que ha ido creando su propia personalidad, y transformando barrios que han recuperado un renovado encanto.

No es poco decir que el restaurante Central, de Virgilio Martínez y Pía León, fuera elegido “Mejor del mundo” en 2023 en el prestigioso ránking The World’s 50 Best, convirtiéndose en el primer establecimiento latinoamericano en conseguir el liderazgo mundial.

Central, junto a Maido, toda una “Meca” de la comida nikkei (fusión de las cocinas peruana u japonesa), se ubicaron en el top 5 del mundo, y son ahora los principales emblemas de una revolución que en otros años fue impulsada por el chef Gastón Acurio y su restaurante iniciático Astrid y Gastón, al que le siguieron otros como La Mar, que se define como “cebichería peruana” y cuyo éxito se expandió al mundo, con sucursales en Santiago de Chile, Buenos Aires, Bogotá, Miami, San Francisco y Doha.

A la explosión de restaurantes de autor codiciados en el mundo se suma la gastronomía callejera de la ciudad, que tanto en mercados como en locales populares, también se destaca por sus espectaculares sabores, y a precios muy accesibles.

Del centro al mar

De la mano del atractivo gastronómico que la ubicó en el mapa del turismo mundial, Lima fue redescubriendo y revalorizando sus principales atractivos, comenzando por el centro histórico, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1991, por su originalidad y por concentrar 608 monumentos históricos, construidos en la época hispánica.

Allí, en torno a la Plaza Mayor, se suceden edificios históricos y de gran valor arquitectónico y artístico, como la Catedral, el Palacio arzobispal, la Iglesia de Santo Domingo y el convento de San Francisco.

Todo este conjunto fue recuperado y hoy luce en su mejor estado, con sus característicos balcones, que fueron restaurados y preservados a partir de un plan de la Municipalidad de Lima, que invitó a empresas y personas a “adoptar un balcón”, para que continuaran luciendo como lo hacían originalmente.

En el centro histórico también destacan otras obras construidas durante el período virreinal, como el Puente de Piedra sobre el río Rímac, el Paseo de Aguas, la Alameda de los Descalzos o la Plaza de Toros de Acho.

Y por allí está también el hotel Maury, donde, dice una versión, se inventó el auténtico pisco sour, bebida emblema del Perú, donde se lo enriqueció con clara de huevo y amargo de angostura.

Pero tal vez la principal transformación de Lima fue dejar de darle la espalda al mar y comenzar a aprovechar esas magníficas vistas que proporciona su ubicación sobre los altos acantilados que miran al Pacífico.

Y, ligando a la historia con la gastronomía, en la zona del centro también está el Barrio Chino, donde se puede saborear la típica chifa, comida surgida de la fusión entre peruanos y culíes, inmigrantes chinos que llegaron a Perú a mediados del siglo XIX. Allí en varios locales, sn imperdibles platos como arroz chaufa, frito con pollo o mariscos, todo a bajo precio.

De cara al mar

La otra cara de la transformación de Lima fue el “redescubrimiento” del mar, el que muchos limeños «abrieran los ojos» a ese tesoro de incomparable presencia, que hoy se disfruta desde un largo parque costero que va desde San Isidro en el norte hasta Barranco en el sur, pasando por Miraflores.

Hoy, gran parte de la vida -y el turismo- de Lima camina por estas costas equipadas con ciclovías, plazas, parques y campos de deportes, e incluso un centro comercial -Larcomar- abierto a las panorámicas sobre el Pacífico.

En esta larga y enantadora costa, el paisaje incluye a parapentistas -el sitio de lanzamiento está en los barrancos de Miraflores- y a las decenas de surfers que cada día marchan a las costa en busca de las mejores olas.

Una de las transformaciones más importantes de esta larga línea costera fue la del barrio de Barranco, que en otros tiempos albergaba grandes residencias de veraneo de familias ricas y, luego de años de abandono, se convirtió en centro de la bohemia, el arte, la actividad nocturna y la vida cultural, con artistas callejeros, graffitis y eventos.

Antes semi vacío y oscuro, Barranco está ahora colmado de paseantes de día y de noche, y sus bares y restaurantes, así como sus galerías de arte y atelieres, repletos a toda hora.

Claro que los desafíos pendientes para la ciudad aún son muchos, y comienzan seguramente por el tránsito, que sigue siendo caótico y ruidoso, y hace que muchos turistas decidan permanecer en las cercanías de sus alojamientos -ubicados en su gran mayoría en Miraflores-, en lugar de lanzarse a recorrer una ciudad que, cada vez más, invita a ser recorrida y disfrutada.

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