La irresistible seducción que genera la ciudad del Cusco vuelve a ser motivo para que la prestigiosa publicación internacional National Geographic la elija como uno de los lugares históricos de Latinoamérica que deberían visitarse al menos una vez en la vida.
En un artículo titulado “Los siete lugares históricos de Latinoamérica que debes visitar al menos una vez”, National Geographic resalta que estos fascinantes destinos turísticos fueron declarados de interés cultural por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) debido a la majestuosidad de sus paisajes o el valor histórico que conservan sus vestigios.
“Los incas celebraban sus festividades religiosas y políticas en la antigua metrópoli peruana de Cusco hasta que, en el siglo XVI, conquistadores españoles sitiaron la ciudad para construir iglesias y palacios sobre las ruinas de templos incaicos”, señala National Geographic.
La publicación internacional agrega: “Según la Unesco, la comunidad inca delimitaba perfectamente las zonas destinadas a la producción agrícola, artesanal y de manufactura a lo largo de esta región que ocupa un total de 148 hectáreas en el actual Perú, en el corazón de los Andes, a 3,400 metros sobre el nivel del mar”.
Cusco comparte esta selecta lista con Chichén Itzá (México), Diquís (Costa Rica), San Agustín (Colombia), Pantanal (Brasil), Sucre (Bolivia) y la Quebrada de Humahuaca (Argentina).
Ciudad de Cusco
Conocida como la Ciudad Imperial, se ubica a 3,400 metros sobre el nivel del mar y está ubicada en un fértil valle alimentado por varios ríos en el corazón de los Andes centro-sur peruanos de Sudamérica. Está catalogado como Patrimonio Cultural.
Bajo el gobierno del inca Pachacútec, en el siglo XV, la ciudad de Cusco fue rediseñada y remodelada después de un proceso de ocupación preinca de más de 3,000 años, y se convirtió en la capital del Imperio Inca o Tawantinsuyu, que cubría gran parte de Sudamérica, entre los siglos XV y XVI d.C.
La ciudad de Cusco se desarrolló como un complejo centro urbano con distintas funciones religiosas y administrativas perfectamente definidas, distribuidas y organizadas.
Los edificios religiosos y gubernamentales estuvieron acompañados de las moradas exclusivas para familias reales, conformando un conjunto urbano simbólico sin precedentes, que muestra una tecnología de construcción en piedra con propiedades estéticas y estructurales excepcionales, como el Templo del Sol o Qorikancha, el Aqllahuasi, el Sunturcancha, el Kusicancha y una serie de edificaciones de muy fina terminación que configuran el recinto inca como una unidad indivisible del urbanismo inca.
La ciudad noble estaba claramente aislada de las áreas claramente delimitadas para la producción agrícola, artesanal e industrial, así como de los barrios circundantes.
Con la conquista española en el siglo XVI, se conservó la estructura urbana de la ciudad imperial de Cusco y se construyeron templos, monasterios y casas señoriales sobre la ciudad inca.
En su mayoría fueron de estilo barroco con adaptaciones locales, que crearon una configuración mixta única y de alta calidad que representa la yuxtaposición y fusión inicial de diferentes períodos y culturas, así como la continuidad histórica de la ciudad.
El notable sincretismo de la ciudad es evidente no solo en su estructura física sino también en la expresión artística del Virreinato. De esta manera, se convirtió en uno de los centros de creación y producción de arte religioso más importantes del continente.
También es importante por las costumbres y tradiciones de su población, muchas de las cuales aún conservan sus orígenes ancestrales. La ciudad de Cusco ingresó a la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco el 9 de diciembre de 1983 como Patrimonio Cultural.